Yo no sé por qué, justo cuando estoy por salir a escena, ésta, la última escena
donde me espera el público que sufre el olvido, me vuelvo a preguntar… ¡qué me
habrán hecho tus ojos? El embrujo, el frenesí, el desengaño.
Entre
la pasión color sepia que esconden mis ojos verdes que te adoran, te idolatran,
que te aman… entre el blanco y negro que envidia mis ojos brujos yo me pregunto ¿qué me habrán hechos tus ojos?
Mi
juventud inconsciente, errante y altiva y ahí voy, caminando con la frente al
cielo, los ojos al cielo para que los ángeles mueran de envidia…
¿Qué me habrán hecho tus ojos? ¿Y qué haré yo con los míos cuando no te pueda mirar?
¿Qué me habrán hecho tus ojos? ¿Y qué haré yo con los míos cuando no te pueda mirar?
Los
arrancaré como un mito griego, los arrojaré al sepia del tango que cruje como
un bandoneón… qué me habrán hecho tus ojos que ya no canto; que ya con éste, mi último
suspiro te reprocho… ¿Qué me has hecho amor… qué me han hecho tus ojos?
Y con
el alma arrastrando los pies y el temblor en las manos grito: ¡maten al malvado,
al que he amado… que sufra entre las llamas aquel que ha hecho que esconda mi
pelo negro, mis ojos verdes… que llore con aquellos ojos brujos, con su perfume
a tango que enamora!
Y hasta
la eternidad termina cuando frente a la cara de Dios pregunto: ¿qué me habrán
hecho esos ojos? para que hasta aquí, en este cielo tibio, no pueda abrazar la Paz ….
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